viernes, 20 de noviembre de 2009

Cartier Bresson, un siglo en un instante


EL INSTANTE ÚNICO E IRREPETIBLE

Henri Cartier Bresson nació el 22 agosto de 1908 - Henri Cartier-Bresson nació el 22 de agosto de 1908, hace 100 años, con una capacidad inusual para la observación que volcó en la fotografía hasta tal punto que conocer su obra es sinónimo de conocer una parte de la historia gráfica del siglo XX. Referirse a Cartier-Bresson es, ante todo, hacer una pausa en su concepto del "instante decisivo", con el que definió el momento exacto en el que se toma la foto, es decir, cuando "se alinea -en palabras suyas- la cabeza, el ojo y el corazón. Es considerado por muchos el padre del fotorreportaje.

Considerado el padre del reportaje gráfico, Henry Cartier-Bresson recorrió medio mundo inmortalizando con su cámara los acontecimientos y rostros más importantes del siglo XX. Todo un hito en la historia de la fotografía de quien este año se ha celebrado el centenario de su nacimiento.

Mas tarde cursa sus estudios secundarios en el Lycée Condorcet en París, donde no llega a graduarse. Paralelamente a su educación en el Liceo, estudia pintura de manera independiente con dos maestros diferentes. Entre 1927 y 1928 estudia con el pintor cubista Andre Lhote, durante estos años de formación desarrolla el entrenamiento visual que serviría como la estructura para su arte como fotógrafo.Se formó en la Escuela nacional superior de Bellas Artes, y abandona finalmente la fotografía en 1970 para dedicarse al dibujo.

Fallece el 2 de agosto de 2004 en Cereste, al suroeste de Francia



Considerado el padre del reportaje gráfico, Henry Cartier-Bresson recorrió medio mundo inmortalizando con su cámara los acontecimientos y rostros más importantes del siglo XX. Todo un hito en la historia de la fotografía de quien este año se ha celebrado el centenario de su nacimiento.
Parecía todo inventado, en términos generales, en aquel París convaleciente de tres décadas de vanguardias cuando un joven Cartier-Bresson (1908-2004), discípulo de André Lothe y cercano, por tanto, a los círculos surrealistas parisinos, decidió abandonar el prestigioso mundo de la pintura para dedicarse a la fotografía, especialidad en auge gracias a la actividad de algunos pioneros como Alfred Stieglitz, Edward Steichen o el propio Man Ray. Es bien sabido que, en lo que respecta al arte, destacar está al alcance de muy pocos y más, incluso, en el siglo XX, periodo de continua transformación que dio como resultado la mayor variedad de experiencias artísticas manifestadas en tan sólo cien años; pues bien, Cartier-Bresson ideó el fotoperiodismo, fue el mejor con la cámara en las manos y destacó en su tiempo por su particular percepción de la realidad a través del visor. Nadie como él supo plasmar los acontecimientos y rostros más relevantes de las últimas décadas, razón por la cual recibió de su principal biógrafo, el periodista y ensayista francés Pierre Assouline, el sobrenombre que le acompañará desde entonces: El ojo del siglo.







Obsesionado, desde el comienzo, por captar la imagen perfecta, hizo del “instante decisivo”, traducción literal de Images a la sauvette –título de una selección editorial publicada en 1952 sobre sus primeros veinte años como fotógrafo–, su seña de identidad. Ya no bastaba con estar en el sitio oportuno en el momento adecuado, hasta entonces más que suficiente para cualquier reportero, también era necesario saber contemplar, reflexionar, esperar y apretar el disparador en el momento preciso, cuando se producía el clímax de la escena, y, como él mismo afirmó, “alineando la cabeza, el ojo y el corazón”. En realidad, “el instante decisivo” es el concepto que da sentido al reportaje gráfico y, sin duda, la característica esencial de la fotografía documental desde que Cartier-Bresson comenzara a practicarla en sus múltiples viajes. Gracias a esta categoría estética, una imagen puede valer más que mil palabras, razón de ser del fotoperiodismo.








Además, y por si fuera poco, este humanista, amante de la pintura y la literatura, interesado por el surrealismo e influido por la espontaneidad e intuición de la obra de André Bretón, alcanzó una técnica fotográfica envidiable y gozó de gran seguridad con la cámara en las manos. Tanto es así que, salvo en dos ocasiones –ambas por causas de fuerza mayor–, nunca recortó sus negativos ni aprovechó el laboratorio para mejorar o retocar las imágenes. Positivó sus fotografías respetando, siempre, los encuadres y características de la toma inicial, otro distintivo de la obra de Cartier-Bresson impensable e inviable, ciertamente, para muchos fotógrafos del siglo XX.












Bajo mi punto de vist Cartier Bresson es uno de los mejores fotógrafos del siglo XX. Siempre explicaba que para conseguir una buena fotografía se debía poner la cabeza, el ojo y el corazón en el punto álgido de la acción, donde aparece la tensión creativa del momento que estuviera viviendo, aquel que él mismo definió como punto de equilibrio. Lo que consiguió Cartier Bresson, captar ese momento precisos, que pueden pasr desapercibidos para muchos de nosotros me parece excelente.
Sus fotografías son simples, pero muestran muchas cosas. Por ejemplo un ade mis favoritas, cuando esta saltando en el charco, quiere captar justo el momento en el que el cuerpo del modelo tiene l mism posición que el cartel que hay detrás.







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