Por fuera es simple, sin grandes adornos, pero dentro oculta miles d olores, texturas y sabores que hacen que cualquiera quiera fotogrfíar las decenas de puestos que hay en el Mercado de San Antonio, a pocos metros de la Plaza Consistorial.
Carnes, lácteos, alimentos precocinados, prensa, productos de herboristería, productos ecológicos… tienen cabida dentro de este mercado. Cada tendero es diferente, desde la señora gordita que esta vendiendo huevos, y los jovenzuelo que anima las largas colas en la pescadería, pasando por el señor con cara de bonachón que ofrece flores a todas las mujeres.
Conforme paseo mis ojos se abren cada vez más, miran perplejos la cantidad de colores presentes y paso de ver los tonos vivos de las verduras y las frutas a las tonalidades tierra de todas esas clases de pan. Es una explosión de colores.
Es un martes a las diez de la mañana y no hay mucho movimiento de gente, tan sólo algunas parejas de ancianos tirando de sus viejos carros de compra, y esto me permite observar más fácilmente cada detalle. Me quedo quieta y observo que más de un puesto ha tenido que cerrar sus "puertas"... ¡maldita crisis!